En medio de una tormenta inflacionaria que parece no tener fin, el Gobierno nacional, a través de la Administración Nacional de la Seguridad Social (ANSES), ha anunciado un nuevo ajuste en las jubilaciones, pensiones y asignaciones, presentándolo como un paliativo frente al encarecimiento de la vida. A partir de julio, los haberes verán un aumento del 4,18%, una cifra que, en el contexto actual, apenas alcanza para paliar la desvalorización del poder adquisitivo.
La medida, establecida mediante el Decreto 274/24, pone en vigencia una nueva fórmula de movilidad que ajusta los montos de forma mensual, tomando como referencia el Índice de Precios al Consumidor (IPC) de dos meses atrás. Esta decisión busca, según el discurso oficial, darle más “previsibilidad y estabilidad” a los ingresos de los sectores más vulnerables.
Desglosando el ajuste
Con el incremento, la jubilación mínima se eleva a $215.580,82, a lo que se le adiciona un bono de $70.000, sumando un total de $285.580,82. Sin embargo, esta cifra esconde una amarga realidad: el costo de la canasta básica para un jubilado en las principales ciudades del país ya supera este monto, obligando a muchos a optar entre alimentos y medicamentos.
Las Pensiones No Contributivas (PNC) también reflejan el mismo esquema. La Pensión Universal para el Adulto Mayor (PUAM) asciende a $242.464,66 ($172.464,66 + $70.000 del bono), mientras que las Pensiones por Invalidez y por Vejez alcanzan los $220.906,57 ($150.906,57 + $70.000 del bono). La PNC para Madres de 7 hijos llega a $285.580,82 ($215.580,82 + $70.000 del bono).
Un ajuste mensual, una herida abierta
La nueva fórmula, que promete ajustes mensuales, también incluye a las asignaciones familiares y universales, las cuales recibirán el mismo incremento del 4,18%. Así, la Asignación Universal por Hijo (AUH) se eleva a $77.462 por cada niño, y a $252.238 en caso de discapacidad. En tanto, la Asignación Familiar por Hijo para el primer rango de ingresos sube a $38.731, y a $126.120 para hijos con discapacidad.
Este aumento, que a primera vista podría parecer significativo, se presenta como un bálsamo temporario en una economía donde la inflación ha destruido la capacidad de ahorro y endeudado a quienes menos tienen. La promesa de “previsibilidad” suena hueca cuando el ajuste, por más frecuente que sea, no logra seguirle el ritmo a la escalada de precios.
Una solución que no alcanza
El anuncio llega en un momento crítico, donde cada ajuste parece insuficiente frente a la realidad económica. Los jubilados y beneficiarios de asignaciones son, en su mayoría, quienes sostienen con esfuerzo sus hogares, y para ellos, este incremento apenas ofrece un respiro breve antes de la próxima tormenta inflacionaria. La estructura de bonos es una medida de alivio momentáneo que deja sin resolver la cuestión de fondo: la urgente necesidad de una economía más equitativa y sostenible.
Mientras tanto, los haberes y el bono se cobrarán en las fechas establecidas según el calendario habitual de ANSES. Los beneficiarios pueden consultar su fecha y lugar de cobro ingresando en mi ANSES con su CUIL y Clave de la Seguridad Social.