La teoría libertaria mezcla varias cosas. Se trata del funcionamiento originario del amo y señor, único omnipresente, omnipotente, omnisciente Mercado.
Por Santiago González Casares
@filosopueblo
¿Qué sentido tendrían estas palabras si ustedes no estuviesen allí? Si vos no estuvieras allí, ¿para que diría lo que digo? ¿Para qué escribir? ¿Y por qué? Quizás ambas preguntas tengan la misma contestación, vos, nada más, nada menos, nosotros. Porque a veces la vida es complicada ¿Por qué hacer las cosas cuesta?, a veces la vida duele, alguien sufre alguien se lastima, alguien muere ¿Por qué me lastimo yo? ¿Quién me lastima?
Cada acción que emprendo siempre viene de algún lado, siempre tiene un destinatario. Estas palabras son tímidas por esa misma razón, por una razón anterior a la razón. Escribir tiene una sola condición, la honestidad, así como en el pensar debe preponderar la humildad. Por qué entonces me cuesta la honestidad, en el arte, claro, y también en el amor. ¿Y qué importancia tiene el amor en mi vida? ¿Por qué le daría un brazo a mi familia si estuvieran hambrientos? Por amor. Proponer que se trata de una decisión económica es una falacia. Es tan difícil saber realmente que es actuar en el propio beneficio, al depender de otros, depender de alguna eventual circunstancia, ¿cuánto sé realmente de lo que es mi propio interés?.
¿Cómo llega uno a vender un brazo? La teoría libertaria mezcla varias cosas. Su pensamiento conlleva, como decíamos el martes pasado, una aparente estructura tradicional, con definiciones específicas del hombre (antropología), del bien y de cómo comportarse (ética), y de lo que realmente es, de lo que verdaderamente se trata el ser (ontología). Esta semana que pasó, me he puesto a investigar y ahondar un poco en el detalle de cada una de estas definiciones libertarias, sobre las cuales construyen su teoría económica y eventualmente su política.
¿Cuál es la mecánica de todas estas definiciones? Se trata del funcionamiento originario del amo y señor, único omnipresente, omnipotente, omnisciente Mercado. Dicho funcionamiento es el “sistema de precios”; es el que logra que toda la maquinaria liberal se ponga a andar. El Mercado regula todas las interacciones intertemporales de los seres humanos entre sí, a partir de un libre intercambio voluntario de cooperación, en la aceptación de que todo tiene un precio.
¿Pero es realmente así? ¿Todo tiene un precio? Bueno, puede ser, todo puede eventualmente tener un precio, subrayo eventualmente porque, como decíamos antes hay cosas por las cuales lo daríamos Todo, en un segundo, momentos eternos, acontecimientos.
Días que nos cambian la vida; allí siempre están los otros, aquel asado en Estomba, aquel show en Mamita, aquella tarde juntos al caer el sol, vos y yo, nosotros, en-amor-ados. ¿Pero cómo es que esto se produce, se da esa relación de encuentro, de amor, cómo funciona? ¿Cuál es su nombre, cuál es su precio? Libertad, no es. Es otra cosa, es algo que nos ubica “detrás”, y que esquiva el soberbioconocimiento. Libertad no es, porque no se trata de mí lo nuestro – somos nosotros. La palabra es responsabilidad, su condición, la justicia social, la organización es la comunidad.
Lo que no entiende el libertario es que la condición de posibilidad para esa cooperación es la comunidad, es decir que la comunidad precede al individuo. No hay cooperación posible, ni siquiera interés, en un mundo sin otros, o en todo caso, en donde los otros son sometidos a los designios del sujeto.
No ve que el destino de todas las acciones de dicho sujeto es la comunidad, el hecho de estar juntos es el que posibilita la cooperación e, impone, por mor de este acto, la solidaridad. Pues la comunidad debe ocupar el centro de las preocupaciones de la economía, de la norma del hogar común (oikos, nomos). Pero sobre todo debe ser la concentración primera de los intentos de comprensión de la realidad. El individuo nunca logrará comprender la profundidad de la inspiración del otro en su accionar, nunca podrá anticiparse a la impronta de la alteridad del otro hacia el cual se inclina la totalidad de su accionar.
Fuente: elargentinodiario.com.ar