A partir del 30 de octubre, los marplatenses tendremos que pagar $1.180 para subirnos al colectivo. Un aumento que, aunque menor al solicitado por las empresas de transporte, sigue siendo una carga más para los trabajadores y las familias que día a día dependen del servicio público. El precio pedido por las empresas en base a sus estudios de costos era de $1.296,56, pero el Ejecutivo, con su propio análisis, estimó un monto algo menor: $1.208,15. Finalmente, se decidió ajustar a $1.180. Una cifra que, para muchos, sigue siendo inalcanzable.
Este incremento vuelve a abrir una herida que nunca termina de cerrar. ¿Cómo es posible que cada pocos meses el costo del transporte siga subiendo, mientras los salarios quedan estancados? La última actualización del boleto fue en junio, apenas cuatro meses atrás. ¿Es este el ritmo al que va a seguir creciendo el costo de moverse por la ciudad?
Los usuarios, esos que llenan cada colectivo, no ven mejoras proporcionales en el servicio. No hay colectivos nuevos, las frecuencias siguen siendo un problema y muchos barrios continúan mal conectados. Entonces, la pregunta es inevitable: ¿por qué tenemos que pagar más si el servicio no mejora? ¿Hasta cuándo los marplatenses tendremos que ajustar nuestros presupuestos para sostener un sistema de transporte que no está a la altura de lo que necesitamos?
El costo de la vida en Mar del Plata sigue subiendo. Alimentos, alquileres, servicios básicos y, ahora, el transporte. Cada aumento representa una nueva dificultad para quienes dependen del colectivo para ir a trabajar, para llevar a los chicos al colegio, para hacer las compras del día. Este incremento de tarifa no es solo un número más, es un recordatorio de la desconexión entre quienes toman decisiones y quienes día a día intentan llegar a fin de mes.