Arruinaron mi sueño de ver el mar”: el duro testimonio de Carlos Vieu sobre el impacto de las torres en la costa

El maestro Carlos Vieu, actual director musical del Teatro Argentino de La Plata y quien ocupara durante varios años la titularidad de la Orquesta Sinfónica Municipal de Mar del Plata, se manifestó en duros términos contra las excepciones que habilitan la construcción de torres en sitios donde el código de edificación lo prohíbe taxativamente.

Definió lo que ocurre como “una muestra más del verdadero interés por la gente que tienen los políticos, cuando el dinero y los negocios entran en juego, y con ello, intereses que barren leyes, normas, patrimonio, respeto, consideración al vecino, etc.”.

“Arreglar los cráteres de las calles, gobierno tras gobierno… nada. Para aumentar impuestos siempre hay motivo, pero respetar el diseño y los acuerdos edilicios costeros, tapar vistas históricas, provocar sombras prematuras en las playas, colapsar zonas que no tienen infraestructura, con torres que ocupan el predio de un chalet (y que durante años siguen pagando tasas municipales por el viejo chalet), está a la orden del día”, enfatizó Vieu.

El reconocido músico también compartió su experiencia personal con la destrucción del espacio urbano marplatense: “Qué pena por todos los que amamos Mar del Plata y que nos vemos perjudicados por estos avasallamientos con perfume a ‘nada me importa mientras me forren los bolsillos’. Yo veía Playa Grande, Cabo Corrientes y la Escollera Sur desde mi ventana. Elegí ese departamentito junto a mi padre tras meses de búsqueda porque quería cumplir mi sueño de ver el mar desde una ventana. Ahora veo torres, techos, edificios, bloques de concreto vertical, que arruinaron ese sueño. Suena a cuando vas horas antes a un recital y, justo al inicio, se te pone delante el colado que llega tarde”.

Finalmente, el maestro Carlos Vieu lamenta que “habrá que ir a tomar sombra por las tardes a la playa (de las pocas públicas que hay)… ya que el sol se pone por los edificios. Bravo, cráneos. La ciudad es de todos, pero los negocios parecen demostrar que los dueños son otros”.