David Adrián “El Dipy” Martínez, el cantante cumbiero que hasta hace poco negaba cualquier vínculo con la administración pública, ha resultado ser todo un funcionario del gobierno nacional desde el 1° de abril. Sí, aunque el mismo miércoles negó tener un cargo y calificó todo de “opereta”, la realidad es que está nombrado como “asesor en bandas emergentes” en el Ministerio de Cultura.
La noticia salió a la luz gracias a un documento de designación firmado por el secretario de Cultura, Leo Cifelli. Este documento establece que El Dipy percibirá un sueldo equivalente a 3450 unidades retributivas de servicios (URS) por mes. Para los que no estamos en la rosca burocrática, esto se traduce en algo más de 1,7 millones de pesos en julio, que aumentarán a más de 2 millones en agosto y alcanzarán los 2,35 millones en septiembre. Todo un sueldo de rockstar, pero financiado por el Estado.
El martes, este medio ya había revelado la designación de El Dipy en Cultura. La respuesta del cantante no tardó en llegar: “Llegué de gira de Misiones, donde hice un show, y no sé nada. Nadie me ofreció nada, no me llamaron. No tengo ningún cargo en ninguna área del Gobierno”, declaró en América TV. Es curioso cómo parece que la memoria de algunos se borra mágicamente con los aplausos del público.
Para aquellos que dudan, El Dipy presentó la documentación necesaria para su nombramiento ante la dirección general de Recursos Humanos del Ministerio de Capital Humano. En su CV, detalla que solo completó la educación primaria y su experiencia laboral incluye la grabación de dos discos, uno de oro y otro de platino, además de haber ganado un premio Gardel en 2021 por su trabajo “Es lo que hay”. Una formación académica impecable para un asesor en bandas emergentes, sin duda alguna.
Así que mientras El Dipy sigue negando tener un cargo, la realidad es que su nombramiento está más que oficializado. Tal vez en su próxima gira pueda explicar cómo se puede estar y no estar en el gobierno al mismo tiempo. Pero por ahora, parece que en el Ministerio de Cultura se premia más el ritmo de la cumbia que la claridad en las declaraciones públicas.
Fuente: www.lapoliticaonline.com